Miren Dentro de sus Corazones
Samenvatting: Compares God's Word to a mirror which reveals the heart. Where there is sin, confession is needed. Quote Scriptures dealing with sinful practices. God sees all; nothing hidden.
Scriptnummer: 081
Taal: Spanish: Latin America
Thema: Living as a Christian (Faith, trust, believe in Jesus); Eternal life (Salvation); Character of God (Word of God (the Bible)); Problems (Alcohol); Sin and Satan (Sin, disobedience, Heart, soul of man)
Gehoor: Muslim; General
Doel: Evangelism
Kenmerke: Monolog; Messages and Fiction; Extensive Scripture
Toestand: Approved
De scripts dienen als basis voor de vertaling en het maken van opnames in een andere taal. Ze moeten aangepast worden aan de verschillende talen en culturen, om ze zo begrijpelijk en relevant mogelijk te maken. Sommige termen en begrippen moeten verder uitgelegd worden of zelfs weggelaten worden binnen bepaalde culturen.
Tekst van het script
¡Acérquense, mis amigos, y mírense a ustedes mismos! Pero ustedes dirán, “¿Cómo nos podremos ver a nosotros mismos? ¿Tiene un espejo grande donde podamos vernos de cabeza a pie?”
No, no tengo un espejo así. Pero, sí tengo otra clase de espejo. Si tienen valor, acérquense y vean. Es un espejo del corazón. Este espejo, que es capaz de mostrar a una persona su propio corazón, es la Palabra de Dios. Escuchen atentamente, y leeré palabras del libro de Dios, que es la Biblia. Permanezcan firmes frente al espejo. Escuchen y podrán contemplar tu propio corazón de la manera como Dios lo ve. Recuerden que Dios no ve la apariencia externa, pero sí ve dentro de nuestros corazones.
Permita que tu corazón sea escudriñado por estas palabras. Ve su verdadera condición. Si encuentras que tu corazón es malo y pecaminoso, no niegues u ocultes este hecho, sino muy por el contrario hay que admitir los pecados y confesarlos a Dios. Él Dice: “Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.” “Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad. Pero si decimos que no hemos pecado, le hacemos a Él mentiroso, y Su Palabra no está en nosotros.”
Oigan mientras Dios habla estas palabras, diciendo: “¿Para quién será el ay? ¿Para quién lo enrojecido de los ojos? Para los que se detienen mucho sobre el vino; para los que van buscando la mixtura. No mires el vino cuando rojea, cuando resplandece su color en la copa. Se entra suavemente; mas al fin como serpiente morderá, y como áspid dará dolor. Tus ojos mirarán las extrañas, y tu corazón hablará perversidades.” “¡Ay del que da de beber a su prójimo y le embriagas!” “¿No saben que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el Reino de Dios.” Dios dice, “Engañoso es el corazón mas que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?”
Mira tu propio corazón, hermano mío. Recuerda que nada de lo que hay en él puede ser escondido de la vista de Dios. Él lo ve todo; Él lo sabe todo. No tienes palabras para encubrir el pecado que allí habita. Estás ante el Santo Dios mismo. Él conoce todos tus secretos y los hechos que ocultas. Él también conoce todo pensamiento.
Él ve la flor en el poste que está al lado del camino. (Utilice la costumbre apropiada). Él conoce su significado pecaminoso. Él ve en la aldea, la casa en cuyo techo las flores que crecen denotan los hechos pecaminosos que hay dentro de ella. Ninguna aldea se puede esconder de la vista de Dios…ningún hombre…ninguna mujer. Ninguna criatura se puede cubrir con tinieblas y no ser vista por Dios. Él dice: “Él que hizo el oído, ¿no oirá? Él que formó el ojo, ¿no verá?”
El ojo de Dios está en todo lugar y ve todo lo que está en el corazón. Aunque tú cometas hechos en la más obscura noche, en el más denso bosque, o en el foso más profundo, Dios puede verte. Por lo tanto, hay que humillarse bajo la poderosa mano de Dios, para que Él perdone tus pecados y los limpie en la preciosa sangre de Cristo Jesús.
Llama a Él y confesa tu necesidad. Él escuchará y responderá.
Refs: I Juan 1:8-10; Prov. 23:29-32; Hab. 2:15; I Cor. 6:9, 10; Jer. 17:9; Salm. 94:9