Jesús Es el Camino
Njelaske nganggo bentuk garis: Jesus the Way. Summarizes Romans 3 & 4.
Nomer Catetan: 313
Basa: Spanish
Tema: Sin and Satan (Debt / payment for sin); Christ (Jesus, Our Substitute, Saviour of Sinful Men); Living as a Christian (Forgiveness, Faith, trust, believe in Jesus)
Pamirsa: Animist; Muslim; General; Jewish; Christian
Tujuane: Evangelism; Teaching
Features: Monolog; Bible Stories; Paraphrase Scripture
Status: Approved
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Teks catetan
En el tercer capítulo de la Biblia en el libro de romanos, San Pablo nos dice que ningún hombre en este mundo ha cumplido las leyes de Dios.
Todos han pecado y están desviados.
Sólo hubo uno que nunca pecó y fue Nuestro Señor Jesucristo.
San Pablo nos muestra cómo volver a Dios.
Jesús dijo: “yo soy el camino, la verdad y la vida. Ningún hombre va al Padre (Dios) sino por mí”.
Jesús derramó toda su sangre por nosotros.
El sufrió el castigo que debíamos sufrir nosotros.
Cuando confiamos en Jesús, Dios nos perdona.
No podemos dar NADA a Dios a cambio de nuestros pecados.
Dios nos dio a Jesús para que muriera por nosotros.
Cuando confiamos que Jesús nos quita los pecados, Dios también nos perdona gratuitamente. Dios no volverá a estar enojado con nosotros, pues Jesús ha pagado nuestra deuda. Dios dice que somos aceptados ante los ojos de Dios.
Una tribu establecida en el Oriente tiene una ley que dice que si un hombre comete adulterio hay que matarlo.
El hijo de un jefe cometió esta falta.
Mataron a la mujer e iban a matar al hombre, pero éste se escapó.
La gente dijo que no era justo, así que buscaron al pariente más cercano del hombre, su tío y le mataron.
Este es un ejemplo de la forma como Dios nos salva a nosotros los pecadores. El paga por nuestras faltas.
Jesús murió por todos los pecadores, sufriendo un castigo que no le correspondía.
Jesús derramó su sangre para que todos nosotros pudiéramos ser perdonados. La gente que confía en que Jesús quita los pecados, es perdonada.
Dios les da una vida nueva. Jesucristo viene a vivir en sus corazones.
Pero ningún hombre se debe vanagloriar y decir: “yo soy cristiano porque yo he sido siempre un buen hombre”.
Debe decir: “soy cristiano porque creo que Jesús murió por mis pecados”.
En el capítulo cuarto de la Biblia San Pablo nos dice que muchos judíos decían: “yo pertenezco a Dios porque soy de la misma tribu de Abraham”.
Abraham fue el padre de los judíos. Abraham creía en Dios y le obedecía.
Dios estaba muy complacido con él.
Pero San Pablo les dijo a los judíos: “ustedes pueden pertenecer a Dios, únicamente si tienen la misma fe que Abraham tenía en Dios”.
Hoy hay mucha gente que habla lo mismo que los judíos. Ellos dicen: “soy cristiano porque mis padres son cristianos. Vivimos en un pueblo cristiano y pertenecemos a una Misión Cristiana. Hemos sido bautizados y dejamos de adorar a nuestros antepasados hace mucho tiempo”.
Todo esto es un error. Nuestros padres no nos pueden hacer cristianos.
El bautismo tampoco nos hace verdaderos cristianos.
Cada uno de nosotros debemos arrepentirnos de nuestros pecados y creer en Jesucristo que murió en la cruz por causa de nuestros pecados.
No hay otra forma.