Hemonioi 1 & 2
Útlínur: Two testimonies about Hemonioi, he was from an island in the S. Pacific, from a tribe that were cannibals. Story 1 - how Hemonioi became a Christian and led many people to Christ. Story 2 - Hemonioi led four murderers in jail to Jesus. A hardened captain became a Christian because of the changed lives of the prisoners and Hemonioi's life.
Handritsnúmer: 308
Tungumál: Spanish
Þema: Living as a Christian (New Nature, Witnessing, Faith, trust, believe in Jesus); Bible timeline (Gospel, Good News)
Áhorfendur: General
Tilgangur: Evangelism
Features: Monolog; Personal Stories; No Scripture
Staða: Approved
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Handritstexti
Yo deseo contarles una historia acerca de un hombre llamado Hemonio.
Él era de una tribu llamada Toabaita.
Él vivía en una isla en un lugar llamado Malaita.
La gente de Toabaita era muy peleadora.
Ellos mataban y se comían a las personas.
Otras personas temían de ellos porque eran muy malos.
En otra isla había plantaciones de coco. Los hombres jóvenes a menudo iban a trabajar a estas plantaciones. Ellos deseaban dinero, para comprar vestido, cuchillos, hachas, sal, etc.
Hemonio salió de su tribu. Él iba en un bote hacia las plantaciones.
Viajando en el bote pudo ver una gran tormenta a distancia.
Un rayo venía de una gran nube negra.
Un hombre cristiano dijo a Hemonio, “¿Ha visto usted este rayo venir del cielo? Un día Dios destruirá este mundo con fuego.
La gente que confía en Jesús irá al cielo. La gente mala irá a un lugar de fuego.” Hemonio no sabía nada acerca de Dios pero él no pudo olvidar estas palabras.
Después de cinco meses Hemonio regresó a su pueblo.
Entonces él fue a la escuela de la misión.
En su corazón él deseaba mucho aprender el Libro de Dios (La Biblia).
En la escuela él aprendió la historia acerca de los dos caminos.
Un camino termina en el lugar del fuego. Mucha gente camina por este camino.
El otro camino es angosto. Este va al lugar de Dios en el cielo.
Para seguir este camino, nosotros debemos pedir a Jesús que nos perdone por nuestros pecados y sea nuestro Jefe. Hemonio entendió esta lección.
El pidió al Señor Jesús que le quitara sus pecados y fuera su Jefe.
El sabía que Dios escucharía su oración porque se sentía limpio interiormente y entró la paz de Dios en su corazón.
Hemonio fue a la escuela durante dos años.
Luego él visitó la gente de las montañas y predicó la Palabra de Dios.
Su cultura y sus comidas eran diferentes a las de él, porque él era de la costa. Pero dentro del corazón de Hemonio había un deseo muy fuerte que era decirle a la gente acerca de Jesucristo.
Pero la gente de la montaña no ayudó a Hemonio.
Primero él construyó una iglesia.
El cortó toda la madera y las hojas para el techo, sin ninguna ayuda.
Cuando la iglesia estuvo terminada él hizo las bancas con su machete.
Después de un tiempo, el construyó su propia casa.
Hemonio tenía un pedazo de hierro que él usaba como una campana para llamar a la gente a la iglesia.
Cuando la gente venía de sus trabajos él tocaba la campana varias veces pero nadie venía.
Solamente el gato del pueblo iba a la iglesia. Cuando el gato escuchaba la campana iba a sentarse en la primera banca.
Hemonio pensaba, “Si Dios solamente me envía un gato, yo debo explicarle las buenas nuevas a él”.
Cuando la gente escuchaba a Hemonio hablar en la iglesia, ellos se preguntaban unos a otros, “¿Porqué está él hablando? Nadie está allá”.
Algunos eran curiosos.
Ellos iban cerca y escuchaban desde afuera.
Ellos escuchaban que estas palabras eran buenas.
De pronto toda la gente fue a la iglesia. En un año toda la gente de la montaña de este pueblo creyó en Cristo.
Hemonio consiguió un pastor indígena para que ocupara su lugar y enseñara a la gente.
El fue a otros pueblos.
En tres años Hemonio ganó las gentes de tres pueblos para Jesucristo.
HEMONEOI II - LIFE BEFORE THE GALLOWS
En estas islas el Capitán de la policía se llamaba Capitán Turner.
Este hombre no tenía tiempo para Dios. Él no oraba a Dios.
Pero él pidió a los misioneros un indígena de la escuela de los misioneros para trabajar con él. Los misioneros invitaron a Hemonio para que fuera a trabajar con el Capitán. Después de orar, él dijo: “Es un buen trabajo para mí.”
Por causa de ser cristiano el Capitán Turner se burló de él.
Más tarde el Capitán quedó impresionado porque Hemonio era un hombre de confianza, no robaba y no mentía.
Un día el Capitán dijo a Hemonio: “Vaya y enseñe su evangelio a esos tres asesinos que están en prisión”.
Hemonio respondió: “Muy bien”.
Después de hablarles acerca de la Palabra de Dios por varios días el Capitán preguntó: “¿Desean los hombres a Jesús?”.
Hemonio respondió: “No todavía”.
Luego un día Hemonio regresó con una gran sonrisa y dijo: “Los tres hombres han aceptado a Jesús como su Salvador”.
El capitán Turner bajo a la celda. Él inmediatamente se dio cuenta de que algo había sucedido. Antes ellos no respondían sus preguntas.
Ahora ellos contaron al Capitán lo que habían hecho.
“Es verdad, nosotros matamos a un hombre y sabemos que merecemos ser ahorcados por haber hecho esto. Pero tenemos a Jesús ahora e iremos al cielo”.
Después de abandonar la celda el Capitán Turner dijo: “Yo sé que estos hombres han cambiado. Sabiendo que pronto van a morir, ellos tienen una paz y un gozo que no es natural”.
El Capitán trató de conseguir el perdón para estos hombres.
Él escribió al Presidente. Después de pocas semanas el recibió la respuesta.
Ésta decía que estos hombres tenían que morir por su crimen.
Cuando llegó el día de la ejecución Hemonio bajó para ver a los tres hombres. “¿Cómo están?” les preguntó.
Ellos respondieron: “Hemonio, nosotros hemos estado orando toda la noche de rodillas y Jesús está muy cerca de nosotros.
Hoy nosotros vamos a ver la cara de él”.
Hemonio empezó a llorar. Él sabía que ellos iban al cielo y él tenía que quedarse. Pronto la policía llegó. Ellos los llevaron al lugar donde debían ser ahorcados. El Capitán Turner estaba allá.
El colocó su mano en el hombro de cada uno y les preguntó: “¿Cómo les va?” Cada uno respondió: “Nosotros vamos a estar con Jesús. Hoy vamos al cielo”. Cuando el Capitán salió de la ejecución él dijo: “Este camino es verdadero. Yo lo deseo también.”
Más tarde el Capitán estaba trabajando en otro lugar. El asistía a un culto evangélico. El pastor presentó el evangelio claramente y preguntó si alguien deseaba ser cristiano. El Capitán Turner se puso de pie y dijo “Yo acepto a Cristo.” Desde esa noche su vida cambió. Cristo entró en su vida. Sus pecados estaban perdonados. Y él era un hombre nuevo.
Hermanos, así usó Dios la vida de Hemonio, un indígena que no tenía miedo de decirle a ellos acerca de Jesús. Pero ¿usted está listo para morir? ¿Si usted muriera hoy podría ir al cielo? Pida a Jesús que le perdone sus pecados; luego sígalo a él con un corazón siempre sincero. Ore a Dios siempre.