La Mujer en el Pozo
Grandes lignes: The story of the woman at the well, in dramatic narrative form. Simple application and invitation.
Numéro de texte: 147
Langue: Spanish: Latin America
Thème: Sin and Satan (Sin, disobedience); Christ (Saviour of Sinful Men); Living as a Christian (Leaving old way, begin new way, Forgiveness); Eternal life (Salvation, Eternal / everlasting life); Bible timeline (Prophecy, fulfillment of)
Audience: General; Women
Objectif: Evangelism
Features: Monolog; Bible Stories; Paraphrase Scripture
Statut: Approved
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Corps du texte
El libro de Dios nos da que un día a medio día cuando el sol estaba más caliente, una mujer fue al pozo de una pequeña aldea a sacar agua. Ella vio a un hombre sentado a la orilla de la fuente. Ella no sabía que el hombre fue Jesús. Cuando puso su cántaro en el suelo, él le dijo, “Dame de beber.” Volviéndose al hombre sorprendida, la mujer contestó: “Tú no eres de mi tribu. ¿Porque me pides de beber? Tu gente y mi gente no tienen nada en común entre ellos.”
Le dijo el hombre: “Si supieras quién soy, pronto me pedirías de beber.”
“¿Qué dices?” respondió la mujer. “Tú no tienes con que sacar agua, y el pozo es profundo. ¿De dónde, pues, tienes agua?”
Él respondió, “Él que beba de esta agua volverá a tener sed en poco tiempo, más él que beba del agua que yo le dé, no tendrá sed jamás.”
La mujer pensó dentro de sí, “Esta es una buena noticia. Sería maravilloso no tener que venir hasta acá bajo un ardiente sol todos los días para sacar sólo un poco de agua.” Ella dijo, “Señor, dame de esa agua para que no vuelva yo a tener sed.”
Entonces, él le dijo: “Ve y llama a tu marido.”
Pero ella le dijo, “No tengo marido.”
Dijo él, “Has respondido bien, porque cinco maridos has tenido, más él que ahora tienes no es tu marido.”
La mujer dijo dentro de sí, “Este no es un hombre como los otros, pues conoce todo lo mío y no se lo ha dicho nadie.” Entonces ella le dijo, “Puedo ver que tú eres un hombre de Dios (enviado por Dios). Sé que el Mesías ha de venir, él que se dice el Cristo. Y cuando Él venga, nos dirá todas las cosas, porque Él las conoce todas. Nuestros padres nos han contado que algún día vendrá y nos mostrará el verdadero camino para llegar a Dios.”
Y él contestó, “Yo soy el Cristo, el Prometido.”
Y allá va la mujer—corriendo y llamando a todas las gentes de las casas que dejaba atrás, “Vengan y vean un hombre que lo sabe todo. Él es el Cristo, del que nos han contado nuestros padres, que algún día vendría. ¡Él es el Salvador! ¡¡¡VENGAN Y VEAN, ÉL ESTÁ ALLÁ EN EL POZO!!!”
La gente salió para ver todo aquel tumulto. Quería saber de qué se trataba. Cuando vieron a Jesús y oyeron Sus palabras, ellos también creyeron que era el Cristo, y le pidieron que pasara unos días en su aldea. Él sí quedó con ellos un rato.
¿Cuál fue el agua que Jesús ofreció a la mujer? No fue agua para beber. Fue sin duda alguna, la salvación para satisfacer su corazón. Muchos del pueblo le pidieron que perdonara sus pecados y les diera su salvación, vida eterna. Y a todos los que se pidieron esta nueva vida, Él se la dio, y un gran gozo vino a toda aquella aldea. Ahora también, Él da el perdón de pecados a todos los que creen en Él y quieren dejar sus pecados. Él les da la vida eterna para sus almas.
¿Has recibido este don de Él? Jesús está ahora aquí, y te lo dará a ti también, si tú se le pides.